UCI León Cuervo Rubio Garantes legítimos de la vida
La vida es lo más apreciado y se crean condiciones para cuando la salud falla siempre haya un lugar adecuado para el restablecimiento. En la filosofía médica se estima que las unidades de cuidados intensivos son el lugar donde debe ocurrir la mayor letalidad, precisamente por las características de los pacientes que van a ellas, sin embargo no es una verdad absoluta. No solo basta el equipamiento, los medicamentos y las condiciones ambientales, se precisa de un personal especializado, con virtudes singulares para devolver la salud quebrantada o, si se produjera el deceso, que sea con la mayor dignidad para el enfermo. Esta explicación es necesaria, porque justifica el por qué de una carta de reconocimiento firmada por Xiomara y José Antonio Carrodegua Bulnes, quienes tuvieron a su mamá ingresada del 30 de agosto al tres de septiembre, de este año, en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Clínico Quirúrgico León Cuervo Rubio, de la ciudad de Pinar del Río, cuyos fragmentos a continuación exponemos: “Encontramos una palabra de aliento y de apoyo para mitigar en lo más posible el dolor y sufrimiento de ver a un ser querido apagarse día a día. “El personal médico agotó todas y cada una de las vías posibles para no llegar al fatal desenlace…tratando de aplicar el mejor tratamiento en cada una de las complicaciones que se presentaron en la paciente, una anciana de 84 años”. Xiomara y José Antonio, aunque su mamá falleció, muestran en la misiva el agradecimiento al colectivo, y destacan también la actitud de enfermeros y del personal de apoyo. Donde se conjugan medicina y amor El Hospital León Cuervo Rubio es historia médica en Pinar del Río, su actual director el doctor Juan Manuel Lemus Quintana, explica que cuentan con 273 camas y tiene un personal con un alto sentido de pertenencia y entrega a su profesión. Como toda institución de su tipo tiene una Vice dirección de atención al paciente grave, que es rectorada por la licenciada Yudith La luz Fonseca, y se apoya en datos y estadísticas para demostrar la complejidad de su área de atención formada por la Unidad de Cuidados Intensivos, Ictus (para atención de afecciones cerebro vasculares), Cuidados coronarios, Toxicología, servicio de Emergencias y Donación de órganos. A nivel general hospitalario su área acumula una mortalidad del 60 por ciento, pero aunque pudiera parecer alto, está por debajo de la media nacional que establece el Minsap. En la UCI, como le llaman abreviadamente a la terapia, están las mayores dificultades, porque a ella llegan los enfermos más graves, que al decir del doctor Jesús Rubio González, jefe del servicio, cada año superan los mil ingresos, con una mortalidad inferior a la que suponen las estadísticas nacionales. La mayoría de los pacientes requieren de ventilación artificial y se tratan todas las patologías, con excepción de los traumatismos y las embarazadas, que son competencia del Hospital Abel Santamaría. Es verdad que tienen limitaciones de equipamiento, porque el bloqueo económico norteamericano no es un mito, los técnicos de Electromedicina viven aferrados a dar respuestas a los medios de ventilación mecánica, a los monitores, las aspiradoras y los dispositivos de aerosol, como también causa trastornos la climatización por el uso prolongado y la edad de explotación, pero siempre se impone la voluntad de un personal debidamente seleccionado. El Jefe del servicio añade que hay una disciplina en la utilización del material gastable, cada ingreso recibe atenciones esmeradas, porque son 17 médicos, seis de ellos residentes, y 57 enfermeras y enfermeros –más del 60 por ciento jóvenes- que desbordan sensibilidad y humanismo. De hecho, todos en el personal de enfermería son licenciados y especializados en intensivismo y más de una decena ostentan categoría de másteres. Habla la experiencia La doctora Dianelys Hidalgo- Gato Castillo trabaja desde hace 22 años en los servicios de atención al paciente grave y refirió que por sobre todas las cosas, siempre quiso ser médico y manifestó su orgullo y satisfacción por trabajar en la sala. “Es un servicio complejo que requiere de dedicación, esmero, esfuerzo, sacrificio y de una alta sensibilidad humana. El personal que trabaja con el paciente grave tiene que tener un sentido de pertenencia y de humanidad en toda la extensión de la palabra. “Son enfermos que tienen patologías graves y por supuesto necesitan no solo de la atención médica, sino de una mano en el hombro, de una ayuda a los familiares, en el sentido de comunicarles cómo están sus pacientes. “Esa información que le damos debe de ser reconfortante, sin dejar de decir lo grave que está el familiar, pero siempre con las palabras más dulces posibles, para así disminuir un poco la tensión a la que están sometidos”. “Para laborar en la terapia no basta con tener conocimientos amplios de la especialidad, la sensibilidad humana que debe tener el profesional es superior, porque es el paciente que tienes que estar al pie de su cama, y cada diez o quince minutos hacer un accionar médico, y respaldarlo con la información que se le brinda a los familiares. “Los pacientes presentan un alto grado de gravedad y muchas veces la familia no entiende por qué están intubados en ese momento, o por qué se le realizó un proceder, y ahí es donde entra el papel del médico para tratar de convencer y educar. “Hemos tenido casos de paciente jóvenes que por desgracia no continuaron con vida, recuerdo muchas anécdotas que fueron bastante drásticas y traumáticas, pero nos quedó la satisfacción de que hicimos todo lo posible. Dicen que nosotros nos acostumbramos a estas situaciones, pero no es así, por sobre todas las cosas somos humanos, pero alguien tiene que hacer este trabajo”. La presencia de profesionales así, en este sector, explica porque a veces el bloqueo se siente menos, aunque el daño esté latente, porque el amor, la bondad y la comprensión son mágica medicina que si no alivia males del cuerpo, lo hace con el espíritu. Es de notar que la UCI hace mucho no recibe una queja y solo llegan mensajes de solidaridad y agradecimiento, como también ocurre con el hospital –al decir de su Director- que no tiene quejas por malos tratos, porque verdaderamente son garantes legítimos de la vida.
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