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Matahambre: weblog de Ramón Brizuela Roque

Aula 403

 

La historia comenzó en el aula 403, y dejamos la constancia para ser contada o mejor aún, escrita, por alguno de sus 30 protagonistas, las 29 muchachas o el único varón del grupo en ese momento.

Cuando en el futuro esto suceda, le corresponderá rememorar como el licenciado Luis Pérez, decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanísticas, los introdujo en el mundo de las noticias, las redacciones periodísticas y en la liza de las batallas ideológicas.

Ellos, con miradas sorprendidas y todo oídos, con la idiosincrasia nacida y fraguada en diferentes escuelas, pero con el sello de sus territorios: Bahía Honda, San Luis, San Juan y Martínez, La Palma, Sandino, y una mayoría de Pinar del Río, ignoraban, quizás, que estaban forjando historia.

El primero de septiembre daba riendas sueltas al curso escolar 2009 - 2010, con un programa colmado de actividades y noticias: se reinstalaban nuevamente millares de jóvenes en los preuniversitarios urbanos y, por si fuera poco, también se hablaba de la creación de los Centros Universitarios Municipales, en sustitución de la SUM, un salto en la escala de los estudios superiores.

Quizás la principal noticia del día era la aplicación de revolucionarios cambios en el sistema nacional de enseñanza, pero -y disculpen las restantes especialidades- para nosotros lo trascendental era la apertura de la carrera de Periodismo, en el curso regular diurno, de la universidad Hermanos Saíz.

Un acontecimiento como tal lógicamente motivó la llamada telefónica de la doctora Esther Montes de Oca Domínguez, para brindar su aliento y adelantar el compromiso de estar en la próxima graduación. Por eso fue hermoso escuchar algo de la obra poética de los hermanos patriotas.

En todas las universidades vueltabajeras hubo actos, en las secundarias fue similar; en la capital provincial era como si se hubieran juntado cielo y mar, la elegancia del azul inundó las calles y en las escuelas primarias estuvo la emoción del primer día, las inocentes lágrimas de emoción o temor...

El cronista futuro, sin embargo, hará hincapié en el aula 403, donde se agruparían los noveles o mejor dicho, los pichones de periodistas, que ya desde el primer encuentro mostraban la vocación de servicio público y la defensa a ultranza de su querida provincia, para desterrar el otrora sentimiento de ultrajada Cenicienta.

Quien desee relatar la historia me maldecirá, porque no encontrará todos los nombres y cifras necesarias para una buena redacción, pero son muchos y es riesgoso dejar a alguien fuera, no obstante, haré algunas consideraciones:

Con la apertura de esta carrera, se cumplía el sueño de muchos pinareños que en diferentes épocas intentaron fomentar los estudios de Periodismo en el terruño.

Se erradicaba el fatalismo de que los muchachos iban a estudiar para La Habana y luego no retornaban a su tierra.

Por vez primera Radio Guamá, Guerrillero, Tele Pinar y la Agencia de Información Nacional se convertían en unidades docentes.

Además, estableció la posibilidad de un movimiento de formación masiva de profesionales de la prensa, que era impensable cuando sólo se contaba con la Facultad en la Ciudad de La Habana.

Y, algo quizás tan importante en lo profesional, como en lo sentimental: se hacía con
profesores del patio, con sólida formación y sobrada experiencia para llevarlos de la mano por el camino de las artes, de la lengua materna, en la política y la ideología, en la profundización de la cultura y la historia, en la adquisición de habilidades con el inglés, en la utilización de las tecnologías de la información, en el deporte y en el trabajo productivo, que imprime el necesario sello proletario en todo intelectual.

Amigos, esta crónica dialécticamente jamás superará a la que nos entregarán muchos de los futuros periodistas del aula 403 de la Universidad pinareña, ellos van marcados por la impronta del perfeccionamiento.


 

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