El Valle de Viñales se repondrá de sus heridas
El Parque Nacional Viñales: meca del carso tropical, fue herido severamente por la furia del viento secante y la lluvia del huracán Gustav, en la noche del 30 de agosto, y es necesario apuntar esta fecha, porque no habrá en lo inmediato otra referencia de daño mayor a tanta belleza natural.
Pero el Valle se repondrá de sus heridas, su devastado simbólico palmar, su arbolado roto por el viento, sus mogotes con la vegetación prácticamente calcinada, sus especies animales desperdigadas en busca de refugio retornarán con el paso de los días.
Las viviendas renacerán por la fuerza de la mano del hombre, que levantará también las casas de curar y las plantas de tabaco en poco meses devolverán verdor, para alternar con las famosas malangas y otros frutos, que han hecho del lugar reservorio de riqueza espiritual, científica y material, y que todo se haga según las ordenanzas que le han valido a Viñales títulos como el de Paisaje Cultural de la Humanidad, repleto de otros reconocimientos.
Esta parte de Pinar del Río es como un gran arcón, lleno de tesoros donde alternan la Gran Caverna de Santos Tomás, bautizada por el doctor Antonio Núñez Jiménez como la princesa de las espeluncas de Cuba y que fue merecedora del título de Monumento Nacional, como igualmente lo es la palma corcho o Microcycas calocoma, prácticamente un fósil viviente, endémico de la región y que se disemina por un reducido espacio de la región pinareña.
Con el valle a nuestros pies, desde la Casa del Visitante, mientras el fotorreportero Santiago Calero se apropiaba de imágenes que un día serán historia, el doctor José Luis Corvea Porras, director del parque, y el licenciado Hermes Fanfan, especialista ambiental, nos condujeron por un imaginario periplo desde el período geológico Jurásico Cretácico hasta nuestros días.
El Valle es, entonces, el principal protagonista y ellos los aedas que nos contaron sobre su importancia, como ya anteriormente nos relataba Ricardo, el historiador, que se lamentaba de la pérdida del palmar, fuente de inspiración de Benito el viñalero, que atrapó en sus décimas, lo que a veces no es capaz nuestra visión.
El Parque Nacional Viñales son la suma de 15 020 hectáreas, pero el corazón es de solo 11 010, lo restante es la franja protectora donde se desenvuelve la actividad económico social, en la que el hombre reproduce la riqueza, engendra sus hijos y busca el desarrollo sin dañar el entorno.
En el lugar confluyen tres ecosistemas muy bien definidos: las alturas de calizas que forman los mogotes y sierras aisladas; la pizarras donde viven lozanas las coníferas (pinos), y los valles intramontanos que dan ese espíritu de tranquilidad y son los preferidos para una buena fotografía.
Toda esa mezcla de color se conjuga con los olores de las plantas, los cantos y gruñidos de la fauna, lo que sobrevalora más la región por su endemismo del territorio, de la provincia y de Cuba occidental.
Ahora, con Gustav, los campesinos refieren –según le cuentan a Corvea- un significativo numero de jutías muertas en Pan de Azúcar, hecho inexplicable y doloroso.
La diversidad geológica, apuntan los especialistas, nos regalan el entorno paisajístico, aparte de que permite el estudio de interesantes fenómenos relacionados con el carso y es ahí donde nos aparece Santo Tomás, lugar cargado de ciencia y de historia, porque cerca de la boca de su caverna reposan –en extraordinario mausoleo- los restos de algunos de los legendarios Malagones.
El valle no es tan exclusivo como creíamos, en Vietnam, Puerto Rico, China y Jamaica se pueden observar lugares como este, lógicamente con sus singularidades, no obstante el de aquí tiene encantos obtenidos de los hombres y mujeres que lo habitan, por el sabor de sus frutas, las propiedades de sus viandas y la forma en que las autoridades políticas y científicas lo manejan para beneficio de la humanidad.
Los mogotes son “viviendas” preferidas de especies endémicas como el Ceibón del mogote, la Bonita de la sierra y la Palma de la sierra, que aunque se parece a la real, es muy diferente.
La necesidad periodística inquirió hasta encontrar una respuesta, la valoración a priori estima que más del 50 por ciento del área sufrió daños, esto se comprobará al paso de los días, es necesario caminar y observar. Las dificultades a la flora se trasmiten a la fauna, que ante el pavor se espanta, pierde condiciones de hábitat y debe pasar el tiempo para que retorne, o existen daños como el de las jutías en Pan de Azúcar.
Los paredones y las cimas sufrieron menos perjuicios, insisten los especialistas, pero el efecto secante del viento da imagen de quemaduras en el resto del arbolado y la campiña.
Pro aún así hay que confiar en la naturaleza, que con la lluvia, el sol y los otros elementos del ambiente sanarán las heridas de Viñales, más la mano pródiga de sus campesinos y trabajadores y de los organismos y muy particularmente del turismo, muy afectado en sus instalaciones, y que son imprescindibles, al igual que las viviendas, para acoger a los millares de turistas que quieren llevarse una imagen en sus cámaras fotográficas
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