A Mantua le ha nacido un jardín
A Mantua, pueblo patriota de nombre italiano, devenido testigo de un importante acontecimiento en la guerra independencia, como fue la Invasión de Oriente a Occidente del Ejército Libertador, muy bien calificado como el hecho más audaz de esa centuria, ahora le ha nacido un nuevo jardín.
Ellos, acostumbrados a patios y áreas verdes pobladas de hermosas flores, plantas ornamentales y copiosos árboles que abrigan su parque principal, el sitio de los Mangos de Roque, el monumento en homenaje al Soldado Invasor y algunas de sus principales calles, tiene ahora otros atractivos, de un elegante azul que les llegó con el último septiembre.
Es un fenómeno que se multiplica por Pinar del Río y lo acompaña la alegría de ver cada tarde a los estudiantes de preuniversitario retornar a sus hogares, con la mochila cargada de sueños.
Pero la poesía no está en esa acción, sino en los beneficios materiales que la medida representa para el país en cuanto a ahorro, porque la mayor parte de la asignación de gasolina a la provincia se invertía en los centros en el campo, por los altos volúmenes de alimentos que se economizan y vituallas para el aseo personal.
En lo social no se ahorra, por el contrario se invierte más, ya no es solo el claustro de la escuela formando al joven, sino que además de su plantel, reciben la influencia diaria de los padres y demás familiares en el hogar.
Las becas son buenas en parte, pero al estudiante le ocurre lo mismo que al árbol obtenido en el vivero, llega grande al bosque.
Los jóvenes se insertan ahora en las actividades de su comunidad, no hay que esperar 15 días para analizar una situación determinada con la familia, los profesores pueden llegar a la casa de cualquiera en 20 minutos, incluso si se enferma quizás se ausente un par de días, pero tiene la posibilidad de reincorporarse y continuar sus estudios sin alejarse del tratamiento.
Todo esto, según nos comentaba Ignacio Márquez Delgado, director del preuniversitario urbano Danilo Pulido Correa, de la localidad de Mantua, contribuye al estrechamiento de la cadena escuela, familia, comunidad y espiritualmente hay un cambio positivo en los alumnos.
Eso implica mayores índices de asistencia y puntualidad y aunque el curso es joven, seguro redundará en una promoción cuantitativa y cualitativamente superior.
No hay quejas de ningún tipo y la auto preparación se asegura mediante las casas de estudio y los remediales, con rigor obligatorio, pero con el consenso de todos.
La distribución por grados es de 94 alumnos en décimo; 58 en decimoprimero y 64 en decimosegundo, quienes reciben ocho turnos diarios de clases, para lo que cuentan con el claustro completo.
Al parecer esta inversión tiene una ganancia neta, porque entre las medidas del perfeccionamiento educacional y la lógica preocupación que debe primar en los padres, seguro las nuevas hornadas de bachilleres tendrán que ser necesariamente superiores en todos los sentidos, máxime cuando la Universidad reclama alumnos más integrales y eso deberán demostrarlo, en principio, en los exámenes de ingreso.
El esfuerzo valió pena, los vecinos de Mantua hicieron realidad un viejo sueño, y ahora sí se puede decir que la cadena educacional está completa, tienen en su terruño desde el círculo infantil hasta la universidad, ahora también de nuevo tipo como son los Centros Universitarios Municipales.
El jardín se plantó, hay buenas simientes, ya no se puede responsabilizar solo la escuela con el destino de los frutos, los principales cosecheros son la familia, aunque en sentido figurado digamos que se admiten movilizaciones productivas a su favor de toda la comunidad.
Los futuros obreros calificados, técnicos, especialistas y cuadros del municipio saldrán de ese “pre”, por lo que a las autoridades les corresponde en gran medida la fertilización de ese jardín.
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